Hilda Cortés

Desde muy joven Hilda Cortés se fue a la capital a “buscar un mejor futuro”. Esta mujer guasqueña de mediana estatura, vivió 15 años en Bogotá hasta que construir un hogar la hizo regresar a su pueblo natal, Guasca.

 

Hilda Cortés, una mujer campesina que conserva la tradición del campo.

 

Para la familia de esta mujer, la venta de la leche es su fuente principal de ingreso. La peculiaridad de Hilda y su esposo es que ordeñan ” a la antigua”, usando sus manos logran recoger a diario hasta 40 litros de leche. Sus 7 vacas Margarita, Mechas, Estrellita, Chiqui, Lucero, Cielo y Rebeca son ordeñadas a las 4 de la mañana y las 4 de la tarde. Y es que si Hilda no hiciera esto las vacas sufrirían de mastitis, afectando su salud.

 

“La gente ordeña con equipo y las vacas le tienen miedo a la máquina, en los establos las vacas se estresan y es difícil que den la leche. Yo no ordeño con máquina por costumbre, hay que mover las vacas de un lado al otro. Después de la máquina ya es muy difícil ordeñar a mano de nuevo”

Máquinas de ordeño

 

“Para ordeñar hay que saber apretar hasta que ya no salga leche”

Para obtener la leche de la vaca, explica esta sabedora, hay que seguir un ciclo que empieza cuando se insemina la vaca, luego el ordeño durante la gestación hasta cumplir el séptimo mes. Se detiene el ordeño por 2 meses y finalmente se extrae la leche desde que nace la cría hasta los próximos 9 meses cuando el ciclo empieza de nuevo.

 

Los conocimientos que tiene Hilda no los aprendió en la escuela, el tiempo y la experiencia heredada de su familia han sido la brújula que le ha permitido intuir cuando una vaca “se seca”, cuándo debe inseminarse o qué alimento es necesario para que el vacúno produzca más leche.

Dos de sus hijos siguen la tradición lechera que aprendieron desde muy pequeños. Algunos de sus nietos le ayudan a ella y a sus padres con este trabajo que requiere de conocimiento, constancia y tenacidad.