Inés Ortíz

Por su arte se podría pensar que Inés es la reencarnación de una pintora histórica que retrataba  los acontecimientos sociales, políticos y culturales más importantes del siglo XIX. Solo sabe que desde niña el arte es su don más fuerte y aunque no sea un saber rural, pero si milenario, su historia de vida también emerge en las montañas andinas.

Fue en San Cristobal, entre los cerros orientales de Bogotá, donde Inés encontró en la pintura su lenguaje y desde entonces no ha parado de educar a niños, jóvenes y adultos de bajos recursos, quienes a través de enormes lienzos cuentan la historia de Colombia.

 

“Me gusta que la gente aprenda, que la gente sea buena, que la gente sea disciplinada. Todos mis niños salen de nivel académico alto; les enseño a ser serios, disciplinados, juiciosos y muy ordenados”

 

Desde hace 25 años esta mujer de corta estatura pero de gran carácter se trasladó a Ciudad Bolívar. Su hogar se ha convertido en la escuela del barrio en donde ella y su esposo Gerardo Pérez han dirigido una misión libertaria, como las batallas que pinta en sus cuadros, por educar a los niños del sector y sacarlos adelante.

 

“Los niños en la escuela aprendieron a pintar al óleo, hicimos una exposición en el Museo de Arte Contemporáneo recordando que somos colombianos que tenemos que conocer la historia de nuestra patria. ellos mismos plasman esas historias en sus cuadros”

En la escuela que construyeron en un pequeño lote del sector Casa Grande (Colegio Preescolar Psicopedagógico Niño Jesús) se enseña modistería, pintura en tela, juguetería, artesanía, guitarra, piano y percusión a niños que venían desplazados por la violencia de otros pueblos y otros barrios.

“La escuela es necesaria porque los papás no sacan a sus hijos de la casa, no los llevan”

 

Aún por encima de los problemas económicos, Inés y su esposo sueñan con ver que todos estos niños que viven en las montañas puedan salir adelante.

 

Mi trabajo consiste en enseñarles a querer la vida, a no la drogadicción