Teresa Rodríguez Prieto

A doña Teresa Rodríguez Prieto ‘se le ha perdido la cucharita’ o por lo menos eso decía pocos minutos después de haber repartido la chicha en varias vasijas de barro en las que fermenta ese el tradicional ‘vino amarillo’ que vende en el mercado campesino todos los domingos.

 

A sus 85 años Teresa se ha convertido en un personaje significativo de Guasca, Cundinamarca. Su sazón ha cruzado fronteras mediante los turistas que le han pedido su receta luego de probar la chicha y la arepa de trigo hechas en piedra de laja que ofrece todos los domingos en el centro del pueblo.

Tan popular es su sabor que la gente compra por botellas y de los diez litros que fermenta durante una semana, al final de la mañana solo queda una jarra bonita, esmaltada y vacía.

Desde su casa y junto a una de sus nietas doña Teresa nos cuenta con los calzones bien puestos, “para que no digan que la chicha la hacen con calzones” que el oficio ya la cansa, han sido décadas moviendo ollas de un lado al otro y cada vez menos gente está interesada en heredar estas costumbres, cuenta desalentada.

 

 

Sin embargo, su nombre es pronunciado en voz alta cada vez que se organiza uno de los encuentros juveniles más importantes del municipio, el Chicha Rock Festival, un evento en donde solo se festeja con chicha, en la mitad del campo, al aire libre, mientras tocan varías bandas musicales de rock, metal, hard rock y punk provenientes de varios municipios y ciudades aledañas a Guasca.

Desde hace nueve años, este festival independiente, organizado por la Asociación Comunitaria Fortaleza de la Montaña, se ha convertido en un escenario para que otra generaciones conozcan el menjurje de origen indígena y conservado por doña Teresa, quien le enseñó a este grupo de montañeros de la asociación (uno de ellos nieto de esta chichera), quienes cada año se reúnen para preparar al pie de la letra la receta hereda por ‘la abuela de todos’, como le llaman con cariño a doña Teresa.